Sufrí violencia laboral en la administración pública.
Mis superiores jerárquicos ejercieron violencia psicológica en forma recurrente
durante un tiempo prolongado.
Recuérdese que en estos casos la búsqueda de la
autoeliminación o el sometimiento absoluto son los aspectos esenciales del
acoso laboral. El objetivo final también puede ser el lograr el alejamiento de
los acosados respecto de los demás que operan en un mismo lugar de trabajo. El
acosador trata por los medios a su alcance de destruir la autoestima de la
víctima atacando sus redes de comunicación y su reputación, perturbando el
ejercicio de sus labores, siempre con la finalidad de que esa persona se someta
absolutamente a los caprichos del acosador o termine abandonando su lugar de
trabajo.
No se puede permitir la
Violencia en la Administración Pública, perpetrada por quienes tienen el deber
social, legal y administrativo de protegernos. El Estado empleador es deudor de
la obligación de seguridad, la cual le impone adoptar todas las conductas
positivas que según el tipo de trabajo, la experiencia y la técnica, sean
necesarias para tutelar la integridad psicofísica del trabajador.
La
violencia laboral es especialmente devastadora en el ámbito estatal ya que es
generada por quien debe proteger y se falsea mediante un discurso que niega lo
que está pasando. El síndrome de indefensión, se encuentran íntimamente
conectado con conductas violentas en gestión de personal, todo lo cual degrada
el ambiente de trabajo y pervierte también el sistema democrático.
El “mobbing” es un proceso "silencioso" y
sutil en tanto conduce a un aumento de confusión y a la disminución de la
autoestima, hasta el punto que llegue a sentirme incluso responsable de lo que
sucedía. Sabido es que el progreso de una persona depende de una serie de
factores entre los cuales está su mayor o menor facilidad para vincularse con
los demás, circunstancia esta que se resiente notablemente por el impacto
dañoso en la autoestima que producen los procesos de acoso psicológico.
En el mobbing, la víctima es sometida a un proceso
sistemático de estigmatización y privación de sus derechos civiles. No se trata
de actos aislados y concretos sino de una serie de conductas o comportamientos,
esto es, de una sucesión de actos o “micro ofensas” que tienen un nexo común y
que por sí mismas pueden no parecer suficientemente relevantes pero que cuando
son consideradas en su conjunto, adquieren real significación.
Marie France Hirigoyen ha descripto este flagelo
como un proceso de maltrato mediante el cual un individuo puede hacer pedazos a
otro y el ensañamiento puede conducir, incluso, a un verdadero asesinato
psíquico. Explica también que se manifiesta mediante cualquier conducta
abusiva, especialmente, los comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos
que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o
psíquica de un individuo o que puedan poner en peligro su empleo o degradar el
clima de trabajo.
Arrebatar el proyecto de vida, sea tanto singular o
bien genérico, desde el punto de vista filosófico, equivale a la muerte
espiritual del hombre si se interfiere en su destino frustrando, menoscabando o
postergando su realización personal y que tanto más serio es cuánto menores
sean las posibilidades de sustitución. La libertad espiritual de la persona no
sólo resulta afectada con el encerramiento forzado o con el exilio por cuanto
es factible que el desmedro derive de hechos en sí mismos menos serios, como
una calumnia que desprestigia irreversiblemente y arruina la vida familiar y
social, o una infundada decisión estatal frustrante de la carrera expectable de
un funcionario o empleado público, los que pueden verificarse en los procesos
de acoso.
El proceso de acoso que viví perjudicó mi espacio,
desequilibrando mi vida, mis relaciones familiares, sociales, culturales,
viéndose disminuida las posibilidades de reinsertarme en el campo laboral o
perdiendo relaciones como consecuencia del aislamiento impuesto por el proceso
de acoso. También se afectó mi actividad psicofísica en el desarrollo de mis
actividades complementarias, que implican un angostamiento de la vida misma, ya
que el daño se resuelve en una pérdida al quedar colocado en una situación de
inferioridad en las relaciones con el mundo externo. Mi personalidad se vio
modificada por la situación sufrida, imposibilitándome acceder a actividades
que hacen a la realización del ser humano.
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